¡BIENVENID@ A DUBLÍN!
Tras instalarnos en el hotel y hacer una breve parada en comercios locales para tener todo lo necesario para los días de campo, comenzamos nuestra primera toma de contacto con la ciudad en uno de sus rincones más encantadores: St. Stephen’s Green.
Este pequeño pero vibrante parque urbano es un verdadero oasis en el corazón de Dublín. Sus senderos, estanques y rincones arbolados son hogar de una sorprendente variedad de aves. Con un poco de suerte, podremos ver porrones moñudos (Aythya fuligula), gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus) e incluso alguna ardilla atrevida cruzando el césped.
Será un paseo tranquilo, ideal para empezar a conectar con el ritmo de Irlanda, y al atardecer, nos sentaremos a cenar para conocernos mejor y brindar por todo lo que nos espera en esta aventura.
Madrugamos para salir hacia las afueras de Dublín, donde nos espera un ecosistema muy especial: las marismas. En el silencio de la mañana, con la bruma costera envolviéndolo todo, nos adentramos en este hábitat único para observar algunas de las aves más representativas del litoral irlandés.
Entre limícolas y aves marinas, será fácil ver al inquieto ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus), la elegante garceta común (Egretta garzetta) y, con algo de suerte, al imponente Gavión Atlántico (Larus marinus), el mayor de los láridos europeos. Además, afinaremos la vista para intentar localizar al mítico Arao Aliblanco, una joya de las costas atlánticas.
Si el mar lo permite, intentaremos llegar hasta una isla cercana donde, en época de cría, anidan decenas de especies marinas. Comeremos al aire libre, con el canto de las aves como banda sonora.
Por la tarde regresamos brevemente a Dublín para tomar el coche y emprender rumbo al sur. Tras unas dos horas y media de trayecto, llegamos a Kilmore Quay, un encantador pueblo pesquero que será nuestra base para los próximos tres días de pura naturaleza marina.
Estos tres días están completamente dedicados a la joya del viaje: Great Saltee Island.
Cada mañana, zarpamos en ferry con el sabor a salitre en el aire y la emoción a flor de piel. Al llegar, la isla nos envuelve con sus acantilados llenos de vida. Miles de frailecillos atlánticos (Fratercula arctica) vuelan a escasos metros de nosotros, anidando entre las rocas, entrando y saliendo de sus madrigueras. Es imposible no enamorarse de su mirada curiosa y su vuelo torpe.
Pero los frailecillos no están solos. Esta isla es también hogar de alcatraces atlánticos (Morus bassanus), que se lanzan en picado al agua como proyectiles blancos, y de colonias de araos comunes (Uria aalge), alcas (Alca torda) y cormoranes moñudos (Glulosis aristotelis). A veces, incluso podemos ver focas grises descansando en las rocas, ajenas a nuestra presencia.
Llevamos nuestra comida para pasar el día explorando cada rincón con calma, sin relojes. Por la tarde, volvemos a Kilmore Quay, donde nos espera una cena reconfortante y la charla relajada del grupo compartiendo impresiones del día.
Tras el desayuno, dejamos atrás el mar y volvemos a Dublín. Si tu vuelo sale tarde, aún podemos acercarnos a un parque urbano para aprovechar las últimas horas observando aves como el zorzal común (Turdus philomelos) o el siempre simpático carbonero (Parus major).
Y así, con la cámara llena de fotos y el corazón aún más lleno de recuerdos, nos despedimos de este rincón salvaje de Irlanda. Un viaje que, si eres como yo, te marcará para siempre.
Recientemente se descubrió que las franjas amarillas del pico del frailecillo atlántico son fluorescentes y brillan bajo luz ultravioleta. Este hallazgo fue realizado por el ornitólogo Jamie Dunning, quien sugirió que podría estar relacionado con la selección sexual, ya que las aves pueden percibir esta luz y usarla para atraer a sus parejas.
La afinidad con las personas con las que compartes el viaje es esencial para una experiencia inolvidable. Por mucho que preparemos el viaje de tus sueños, sabemos que la compañía es fundamental. Por eso, seleccionamos cuidadosamente a los integrantes del grupo para asegurarnos de que compartan tus intereses y valores. Así, creamos un grupo de personas afines que pronto se convertirán en tu pequeña familia viajera.
(1) – Formulario Inicial: Completa un sencillo formulario que no te llevará más de 2 minutos. Esto nos ayudará a conocerte mejor y a entender qué buscas en el viaje.
(2) – Videollamada de Conocimiento: Utilizando la información del formulario, concretaremos una videollamada de 15 minutos. Aquí resolveremos todas tus dudas y evaluaremos si encajas bien en el grupo que estamos formando.
(3) – Reserva tu Plaza: Si ambos estamos de acuerdo en que este es tu viaje ideal, podrás reservar tu plaza y formar parte del grupo.
(4) – Preparativos y Conexión: Una vez que el grupo mínimo esté completo, te añadiremos a un grupo exclusivo de WhatsApp. Aquí conocerás al resto de los integrantes y comenzaremos con los preparativos del viaje.
